El proyecto equipara el movimiento de las imágenes con el movimiento de las aves, acopla el cuerpo del ave a la imagen cinemática. Por esa razón aborda los colibríes, porque su velocidad se mide en aleteos por segundos, algo similar a la forma como se mide la velocidad cinematográfica o videográfica, fotogramas por segundos (sigla FPS). Vuelo de colibrí está constituido por un video y una serie de montajes crono-fotográficos a la manera de Jules Marey y Eadweard Muybridge.

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En el video se asigna a cada fotograma el cuerpo de una colibrí, de cada colibrí un frame de vídeo, pasan 29 colibríes por segundo. Eso conduce a una paradoja, pues la relación entre cuerpo en movimiento, medio e imagen hace en este video coincidir de forma evidente lo inmóvil con lo móvil. La muerte con la animación o la vida.  La estructura de imágenes cinemática normalmente oculta tras los mensajes, se muestra tal como es. Relación entre cuerpo en movimiento, medio e imagen. El sonido corresponde con el registro del ambiente durante el momento de captura, que, registrado en esa milésima de segundo y dispuesto en un nuevo orden, genera un zumbido.

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Todas el conjunto son formas de continuidad mediante los principios propios de repetición de la imagen en movimiento, pero sin la concatenación necesaria para la representación de un cuerpo desplazándose en el espacio. En ellas el movimiento no es la diferencia de posición de un cuerpo, sino la incidencia de poner una imagen al lado o encima de otra. Los colibríes, aves que por su rapidez son motivo de capturas fotográficas a alta velocidad, se encuentran en estas obras en la misma posición y sin desplazamiento físico.

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Vuelo de colibrí fue realizado con pieles de estudio de colibríes pertenecientes a la Colección Ornitológica de William H. Phelps, una de las colecciones de aves más importante de Suramérica.